jueves, 17 de julio de 2014

Messindependencia

Han pasado varios días de la final del Mundial Brasil 2014 y se puede analizar menos subjetivamente el desempeño argentino en dicho torneo. 
Para poder hacer una correcta lectura de ello, hay que centrarse en su jugador mas destacado, su capitán, su líder futbolístico, acaso uno de los cinco, cuatro, tres, dos mejores jugadores de su historia: Lionel Messi.
El equipo dirigido por Alejandro Sabella tuvo dos caras en esta copa del mundo:
- Un sistema diseñado para potenciar en conjunto el juego de Messi, donde el crack rosarino convirtió cuatro goles en tres partidos.
- Un sistema diseñado para potenciar con Messi el juego de conjunto, donde el crack rosarino pudo dar una asistencia.
Lo cierto, es que la tarea de "la pulga" en la primera ronda del torneo fue superlativa y su tarea en la segunda ronda (octavos, cuartos, semifinal y final) fue regular, con algunos chispazos de su magia característica, pero con algunos altibajos, también característicos.
Pero hay que rescatar algo, no menor, cuando el sistema táctico argentino lo precisó, Messi se puso el overol y demostró la grandeza de los grandes, valga la redundancia, supo sacrificar su estrellato por sus compañeros, supo recuperar balones, jugar para el equipo y no para el póster. Bueno, por algo Carlos Tévez no formó parte de este proceso.
Lo llamativo o sorprendente, siguen siendo las críticas que recibe Lionel, de una parte del público argentino, que se diferencia entre los que lo aman y los que lo odian, como suele pasar con los grandes jugadores.
Si hubiese convertido el tanto de la final, seguramente esa lluvia de críticas hoy serían elogios y esos "desapareció", "no estuvo a la altura" se hubieran transformado en "es el mejor" o "gracias por ser argentino". Este hecho describe perfectamente la idiosincrasia argentina, que te puede llevar a lo mas alto o a lo mas bajo en un segundo, en diez centímetros, la distancia al palo del remate de Messi. 
La selección argentina llegó a ser subcampeona del mundo, gracias a cada uno de los distintos intérpretes del plantel, cuerpo técnico y dirigencia, y no por culpa de alguien a quien se apunta con el dedo, por no ser excesivamente verborrágico, por no vender humo, como se dice. 
Señores, Lionel Messi es el mejor jugador del mundo y uno de los mejores de la historia, pero no va a dejar de serlo por conseguir o no un campeonato mundial.